Las pruebas de función tiroidea son unos análisis sanguíneos para analizar el funcionamiento de la glándula tiroides. Se analiza el TSH en plasma, y la T4 libre y T3 total. Los niveles normales de la TSH se sitúan entre 0,37 y 4,7 mUI/L, variando éstos según los laboratorios. Los niveles de T4 en plasma se sitúan entre 60 y 150 nmol/L y los de T3 se sitúan entre 1,2 y 2,7 nmol/L. Algunas alteraciones de la glándula tiroidea tienen su origen en una enfermedad autoinmune. En estos casos tiene interés medir los niveles de algunos autoanticuerpos, como son los anticuerpos anti-tiroglobulinas, anti-peroxidasa tiroidea o anti-receptor de TSH.